La Enfermedad de Parkinson (EP), es un trastorno degenerativo del sistema nervioso que
se caracteriza por la rigidez del sistema motor y por el movimiento involuntario del
cuerpo. Este desorden afecta a las zonas del cerebro que
están encargadas del control y coordinación del movimiento, del tono muscular y
la postura.
En su primera fase se produce una degeneración de
las células de
los ganglios basales (GB) del
cerebro, cuya consecuencia es
la disminución de
la Dopamina, un neurotransmisor esencial para
la regulación de
los movimientos, es
decir, para que estos se realicen de una forma efectiva y armónica.
La EP es una enfermedad crónica, por lo que afecta no sólo
al individuo que la padece sino también a aquellos que lo rodean. Implica una
serie de trastornos psico-emocionales, económicos y sociales. Las diferentes
etapas de la enfermedad involucran una serie de sentimientos, como tristeza,
desesperanza, depresión, etc.
La
terapia ocupacional toma como objetivo mantener, restaurar o crear un
equilibrio, beneficioso entre el individuo en su desempeño ocupacional. Es debido
a esto que se realiza asesoramiento para reorganizar la rutina diaria,
entrenamiento de nuevas habilidades para lograr formas alternativas o
adaptativas de llevar a cabo las actividades, consejos sobre equipamiento
especial o recursos y educación al usuario. Cuando ya no es posible mantener la
actividad habitual, los terapeutas ocupacionales orientan en el cambio y
adaptación de sus roles. Los objetivos de la intervención son reducir la
tensión, disminuir la discapacidad y mejorar la calidad de vida, a pesar del
aumento natural de la deficiencia motora.
Palabras claves: Parkinson, Ganglios Basales, Terapia Ocupacional, Desempeño Ocupacional.
Autor: Gilia Benitez
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