domingo, 17 de junio de 2012

¿Es ético el uso de la toxina botulínica en el tratamiento de la espasticidad?


EL uso de la toxina botulínica o “botox” es muy frecuente en el tratamiento de la espasticidad, sin embargo su uso “terapéutico” puede traer otros efectos como consecuencia de su administración. Esta es inyectada en un musculo determinado, la cual en dosis específicas genera parálisis flácida, disminuyendo el acentuado aumento del tono que presenta el musculo en cuestión.
La discusión que ha surgido está vinculada a la eficacia de este tratamiento y las consecuencias adversas que pudiera conllevar este mismo, por ende nos interesa problematizar la necesidad de su uso, los posibles beneficiarios y principalmente detectar el verdadero motivo por el cual se utiliza, puesto que, como se sabe esta toxina es uno de los venenos más poderosos del mundo, y si bien no hay evidencias pragmáticas que garanticen su no administración por problemas significativos en las personas con espasticidad, sí se ha demostrado, a través de electromiografías de fibra única, que hay una propagación de la toxina a otras partes del cuerpo, por ende personas pudiesen presentar problemas por su administración. Además nos interesa detectar la verdadera necesidad de administrar esta sustancia, dado que, la espasticidad no tiene cura, por ende pasaría a ser una condición y si bien el botox sirve como tratamiento paliativo evitando dolor y deformidades articulares entre otras cosas, las personas a lo largo del tiempo volverá a adquirir este patrón, por lo cual, se desprende de esto, que quizás el tratamiento pudiese ser innecesario.
Por lo tanto el objetivo es poder dilucidar y plantear las bases sobre el uso de esta técnica y cuáles son los pro y contra de esta en el tratamiento de la espasticidad.


Javier Jerez
Jaime Montaño
Fabián Véliz


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