Autores: Felipe Altamirano - Leonardo Cuevas
Resumen:
Al hablar de cárcel, es
referirse a un sistema que funciona de manera autónoma con sus propias normas,
roles, patrones de comportamiento, sistema de códigos de comunicación, estilos
de vida, agentes externos destinados al control o vigilancia de la población
penal, es lo que las personas que se vinculan de una u otra manera con este
sistema llaman, “el código carcelario”. Un concepto a desarrollar es el de Prisionalización, entendiéndose este
como aquel proceso que vivencian las personas que se encuentran privadas de
libertad, donde suceden modificaciones en sus organismos que no son sólo
psíquicas y sociales, sino que también a nivel sensoriomotor. Es por lo que
merece mayor atención abordar en el presente documento, la influencia del
proceso de Prisionalización y su
relación con Trastornos Sensoriomotores,
pero principalmente aquellos que se producen en el Sistema Neuro Músculo Esquelético, aquellos dolores musculares o
mialgias que experimentan frecuentemente producto de una tensión muscular,
provocada por la sobrecarga de los músculos, posturas corporales inadecuadas,
una mala alimentación y por el alto nivel de estrés que experimentan los
internos durante el proceso de inadaptación social.
Palabras claves:
Prisionalización, Trastornos Sensoriomotores y Mialgias.
Introducción.
La prisión es aquella
institución autorizada por el Gobierno, también denominada como cárcel y es aquel
lugar donde son encarcelados los presos y forman parte del sistema de justicia
de un país o nación. El conjunto de prisiones y la organización respectiva que
las administra, es el Sistema Penitenciario.
La cárcel cumple “la función social central en torno a la
reproducción y preservación del orden social a través de la penalidad de lo no
corporal y la absoluta regulación de la conducta de los reclusos”[1],
caracterizada por su alto grado de burocratización, el desarrollo y uso de técnicas
disciplinarias centradas en la vigilancia y el castigo. Según refiere Foucault
(2002), la cárcel surgió y se ha desarrollado como una de las principales
instituciones de las sociedades modernas, en que cuyo trabajo se ha contextualizado
entre los ejes de la dominación y la rehabilitación. La consecuencia principal
es el derecho de perder la libertad a través del encarcelamiento, pero si se
analiza lo que conlleva esto, se logrará apreciar que se amplía sustancialmente
su radio de acción sobre otras dimensiones de la propia persona y sobre su
entorno más cercano (físico, social y mental, entre otros).
Al concebir a la prisión
como una escuela del crimen Gómez Grillo coincide con Córdova quien asimilando
los postulados de la Teoría de la Asociación Diferencial de Sutherland,
establece que la conducta delictiva es aprendida. Esto quiere decir que quien
no ha recibido una formación delictiva, no inventa la conducta delictiva, pues
esta formación se obtiene del contacto directo con otras personas, a través de
un proceso de comunicación tanto verbal como a través del ejemplo, en el
interior de grupos restringidos de relaciones personales. Se aprenden no sólo
las técnicas de infracción, sino también la orientación de motivos y actitudes.
Es decir, se deviene criminal o desviado, cuando se está en contacto con
modelos criminales o desviados, y ello varía según la frecuencia, duración,
intensidad y anterioridad de los modelos conductuales posibles de ser
aprendidos.
Según datos de Gendarmería,
al 31 de diciembre del 2010, la población penal en este subsistema es de
52.610, de este total el 91,4% corresponde a hombres y el 8,6% a mujeres. Del
total de individuos en el subsistema cerrado 40.850 se encuentran cumpliendo
una condena, 11.507 están en calidad de imputados, 97 están siendo procesados y
156 corresponden a detenidos. Por último, los 52.610 individuos privados de
libertad representan un 48,7% del total de la población penal[2].
Además se considera que entre 1985 y 2005 el crecimiento de la población
privada de libertad alcanzó a 232%, según cifras de Gendarmería de Chile[3].
Prisionalización.
En el momento en que una persona es sentenciada
por los tribunales de justicia a cumplir condena debido a la acción de un
delito, ésta pierde su derecho de permanecer en libertad por lo que debe
iniciar reclusión en algún establecimiento penitenciario del país. Esto produce
una ruptura de cambio de ecosistema, ya que se deja de habitar un espacio
familiar y se pasa a un sistema cerrado, "autosuficiente, incomunicado con
otros sistemas, regimentado al milímetro, des responsabilizador y
violento"[4].
La cárcel se caracteriza por poseer sus propias
normas, diferentes roles, estilos de vida, patrones de comportamientos, códigos
de comunicación economía sumergida entre los reclusos. La adaptación conlleva
la incorporación paulatina de una nueva forma de vida, aprendizaje de nuevas
habilidades de convivencia y de supervivencia, este proceso Goffmann (1974) le
denomina "Prisionalización" y
que puede ser efectivo hasta cierto punto para favorecer el desarrollo de
resocialización del interno.
En un estudio realizado por Wheeler (1990), referente al proceso de
ajuste que sufre la persona al sistema carcelario, afirma se puede establecer
una curva en forma de U y que representaría un eje al de adaptación en relación
al tiempo de duración de la condena y en otro eje a las normas carcelarias
Al principio y al final de la reclusión –los dos cuernos de la U- la
persona se encuentra en la peor predisposición para aceptar el modo de vida del
establecimiento penitenciario, mientras que a la mitad del tiempo de detención
aquel alcanza la cota más alta de adaptación a dichas normas.
La cárcel, como estructura física, tiene unos límites muy reducidos;
pero no olvidemos que existen otros límites también: los establecidos por la
normativa penitenciaria. Y estos dos aspectos ejercen una influencia decisiva
en el estado de salud preso. La estructura interna de la cárcel cuenta con
espacios más amplios o más cerrados y estrictos. Espacios amplios: el patio de
los diversos módulos, la sala común, el comedor, el polideportivo o las
dependencias dedicadas al trabajo o actividades. Espacios reducidos: la celda,
los locutorios o dependencias de comunicaciones y los despachos administrativos.
Y cuenta también con otros espacios variables en su tamaño. Pero hay que
reseñar que todos estos espacios se reducen aún más en módulos o departamentos
determinados, como el de aislamiento: departamento donde se encuentra gran
parte del colectivo objeto de este trabajo. Hay que tener en cuenta que las
categorías amplio-reducido no tienen el mismo significado según nos refiramos
al espacio exterior o al interior de la cárcel. El espacio exterior puede ser
ilimitado; en la cárcel, por contra, el espacio siempre es limitado, acotado,
reducido a pocos metros cuadrados en comparación con el espacio exterior.
La vida cotidiana la podemos describir como monótona,
ya que el desencierro o las horas de patio es entre las 8:30 y las 17:30 horas,
el resto de las 16 horas se encuentran en las celdas. Al no existir una oferta
programática de actividades (educativas, laborales, deportivas y actividades
religiosas) las personas no destinan su tiempo en un hacer productivo, si no
que idean acciones que se dirigen a consumo de sustancias, acciones que
involucran a la agresión o abuso hacia otro internos y acciones refractarias al
sistema carcelario.
Algunas consecuencias en la persona del recluido, tanto más destacables
y consolidadas cuanto más inadaptación social hubiera previamente y cuanto más
tiempo haya estado privado de libertad. Todas se podrían resumir en la
expresión de Valverde: “el preso no sólo vive en la prisión sino que
vive la prisión”.
• Desproporción reactiva:
cuestiones que en otro contexto carecerían de importancia son vivenciadas con
una desproporcionada resonancia emocional y cognitiva.
• Dualidad adaptativa: o se
produce una autoafirmación agresiva –con fuerte hostilidad hacia todo lo que
provenga de “la autoridad”- o la sumisión frente a la institución como vía
adaptativa. Entre estos dos extremos, oscilan las formas de adaptación del
preso a la cárcel (la permanente elección de extremos que caracteriza la vida
del inadaptado).
• Presentismo
galopante: Si no puede controlar su presente, mucho menos su futuro. Tanto por la
extremada primariedad de su comportamiento como por la imprevisible dirección
de su vida en la cárcel, se deja llevar por un vivir sólo el presente desde el
fatalismo, la ausencia de introspección, planificación y análisis de
consecuencias.
• Síndrome amotivacional: no
se deja interesar por nada, está cerrado a la novedad, cada vez más encapsulado
en un mundo interior que trata de defenderse de las emociones con una aparente
dureza emocional cerrada a influjos externos. Delega su responsabilidad y
creatividad en el entorno institucional del que “depende”.
• Baja estima de sí mismo.
Impotencia: Sentimiento de inferioridad que le hace situarse con “envidia”
agresiva hacia los “pringaos” normalizados. Es difícilmente capaz de definirse
desde sus potencialidades, más lo hace desde sus carencias y necesidades[5].
Productos de la Prisionalización y consecuencias a nivel sensoriomotor
de las personas.
En el sistema visual, sufre alteraciones debido a que la persona se
encuentra expuesta a un campo visual reducido, con contrastes de luz entre los
reducidos espacios abiertos y la celda. Además el interno experimenta lo que se
conoce como “ceguera de prisión” originada por una constante ruptura del
espacio, la existencia de continuos impedimentos a la evasión que impiden la
visión a distancia; en el mejor de los casos no le permiten ver más allá de
unos centenares de metros. Por otro lado, la carencia de colores hacen de la
prisión un lugar poco estimulante y de gran pobreza cromática. Eso explica que
uno de sus primeros deseos al salir sea ver distancia y “descansar la vista”.
En el sistema auditivo, por ser un espacio cerrado y en el que conviven
una gran cantidad de personas por ende una diversidad de sonidos que retumban
en los muros, provoca que exista un aumento del ruido.
En el sistema olfativo y gustativo, se ven afectados, debido a la
carencia de olores y sabores mezclado por un olor constante mezcla de todo,
desde comida hasta olores personales. El gusto se ve afectado, no sólo porque
la comida no sea muy buena, sino por insípida; no se puede hacer comida
cuidadosamente para un número elevadísimo de personas y además durante días,
meses y años. Igualmente se da pobreza olfativa, con limitación de olores en un
internado, unido al olor que desprenden los fuertes desinfectantes que se usan
para fregar los suelos.
En ocasiones, se llega a perder la imagen del propio cuerpo, ello
inducido por la carencia total de intimidad. Además el preso mide mal las
distancias quizá por la confusión entre los límites del propio cuerpo y los del
entorno, sobre todo en presos en régimen de estricto aislamiento. Mucho más
frecuente es la falta de aseo personal y autocuidados, lo cual se debe, sobre
todo, a la falta de motivaciones para asearse, amén de no infrecuentes
deficiencias en las instalaciones[6].
Sistema Musculo esquelético.
El sistema musculo esquelético está formado por la unión de los huesos,
las articulaciones y los músculos, constituyendo en conjunto el elemento de
sostén , protección y movimiento del cuerpo humano , con características anatómicas
adaptadas a las funciones que desempeña[7].
Sistema Musculo esquelético y sedentarismo.
Finalmente, también son frecuentes las mialgias y contracturas
experimentadas por los internos, las cuales se caracterizan por un dolor
muscular el cual a su vez es un término muy amplio y pueden manifestarse como
focales o generalizadas, relacionadas o no con la actividad física y pueden aparecer
de forma precoz o tardía. El dolor muscular se trasmite a través de las fibras
mielinizadas pequeñas y amielínicas que pueden ser activadas por estímulos
mecánicos y sustancias endógenas como las bradicininas, la 5-hidroxitriptamina y
el potasio1,2, en la etiopatogenia de las mialgias sintomáticas relacionadas con
el ejercicio se han implicado factores mecánicos, inflamatorios e
isquémico-metabólicos[8].
Por otra parte, un nivel de actividad demasiado bajo puede llevar al
deterioro de los músculos, tendones, ligamentos, cartílagos e incluso huesos.
Para mantener a estos tejidos en buenas condiciones es necesaria la utilización
adecuada del sistema musculosquelético[9].
Lo anterior se relaciona con la gran demanda que se produce en el área
de salud del recinto penitenciario Centro de Cumplimiento Penitenciario
Bío-Bío, donde ellos reciben atención de profesionales tales como traumatólogos
y kinesiólogos. Cabe señalar que el TO no figura en los servicios que entrega
el área de salud, es por ello que no es abordable o no se ha generado la
necesidad de atender o intervenir esta problemática desde nuestra disciplina.
Conclusión.
El funcionamiento que predomina en
la prisión al igual que en las instituciones cerradas es a través de la
instalación de normas y objetivos. Para aquellos profesionales del área de la
salud de las personas que cumplen la labor encaminada a la asistencia integral
de las personas privadas de libertad, es preciso que se sitúe a la cárcel dentro
de un sistema de control y de regulación de la sociedad con todo que esto
acarrea tanto en los social como en lo personal. La profesión de Terapia
Ocupacional permite abordar a la personas en estos dos ejes y es por ellos que
permite considerar a las personas en todo su conjuntos y aspecto.
El aumento de la población
intrapenitenciaria y el restringido número de profesionales que se dedican a la
reinserción social, invita a reflexionar sobre la responsabilidad del Estado
frente a estas personas.
Actualmente el Estado asume la
responsabilidad y la labor de diseñar e implementar en las unidades penales,
una amplia gama de intervenciones en lo que se conoce como “Modelos de Intervención para la reinserción
social de los internos en recintos de Gendarmería de Chile” y que involucra a
hombres, mujeres, población juvenil y adulta. De esta manera, cada interno/a
condenado en algún recinto penal, debiese de acceder a programas de
capacitación laboral, desarrollo persona, atención psicosocial,
deportivas-cultural, educacional y de salud, entre otros, con el objetivo de atenuar
el efecto de Prisionalización y contaminación criminológica que sufre la
persona una vez ingresado al recinto penal, produciendo tarde o temprano un
deterioro en las diferentes dimensiones tanto al interno como a su familia y
cercanos. Cobra relevancia para estos fines, la participación de profesionales
de las distintas disciplinas, en especial de los profesores de educación física
que por medio de talleres deportivos buscan incentivar el uso provechoso del
tiempo libre y desarrollo en el interno de actitudes, valores y pautas de
convivencia positivas, a través de la participación en competencias deportivas-
recreativas, promover actitudes: como el juego limpio, espíritu de equipo,
conocimiento y superación de sí mismo, propender a mejorar la convivencia entre
los internos al interior de los módulos con el incremento de la práctica
regular del deporte. En lo Ocupacional, el Terapeuta Ocupacional (T.O) se basa
en un código ético y en principios filosóficos como la visión holística del ser
humano, la convicción de que la persona puede producir cambios en su forma de
entender y desempeñar su vida, el entendimiento del ser humano como
ocupacional, la utilización de la ocupación como medio y como fin, la
importancia de la autonomía en el desempeño de las ocupaciones, etc. La T.O. se
basa en la teoría de la ocupación, que entiende a la persona como ser
ocupacional en un contexto social, cultural y político. Como derivación de la
práctica de T.O. se llega a la ciencia de la ocupación como ciencia social
básica. Por Ocupación se entiende “el
grupo de actividades y tareas de cada día, las cuales son determinadas y
organizadas. El valor y el significado que adquieren viene dado por el
individuo y su cultura” (Asociación Canadiense de T.O.), añadiendo también que
“son todas las cosas que la gente hace para ocuparse, incluyendo cuidar de sí
mismo, disfrutar de su tiempo libre y contribuir para la construcción social y
económica de su comunidad”. Como profesión ha desarrollado una serie de modelos
teórico y marcos referenciales en los que dan diferentes explicaciones de la
forma de aplicar dicha disciplina en el trabajo terapéutico con el sujeto
(Modelo Canadiense, Modelo de Ocupación Humana, Modelo de Actividades
Adaptativas de Mosey, Modelo de adaptación a través de la Ocupación de Reed).
Por lo que a través de la participación de actividades productivas
(educacional-trabajo), talleres de cuidado personal y actividades de
Juego-Ocio, busca fomentar y potenciar destrezas personales para una mejor
adecuación a la actividad socio ocupacional, generar rutinas de actividades
saludables que permitan disminuir los niveles de prisionalización de la
población penal, y además para que los internos/as redefinan y reorienten como
opción en su proyecto de vida en libertad el incorporarse en un puesto de
trabajo.
[1] M. Foucault (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de
la Prisión. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, Argentina.
[3] Gendarmería de Chile (2005). Compendio
Estadístico 2005.
[6] Pinto Quintanilla, J.C: Cárceles Y Famla: La Experiencia
Del Penal De Cochabamba, La Paz, Diakonia, 1999.
La vida en la cárcel supone una profunda limitación no sólo mental sino también corporal. Una de las primeras consecuencias de la reclusión son los problemas sensoriales padecidos a causa del hacinamiento y el espacio reducido en el que vive el preso.
ResponderEliminarUna mirada reducida a los aspectos músculo esquelético puede hacer perder el foco que éste un proceso global en que las personas tienen una mayor incidencia de problemas de salud en término genérico y la condición de reclusión de los internos representa una oportunidad única para la aplicación de programas terapéuticos, actividades preventivas y educativas específicas de ese sector de la población, que generalmente tienen menos acceso a la atención sanitaria.
http://www.mounier.es/revista/pdfs/043033036.pdf
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1413-81232012000500017&lng=en&nrm=iso&tlng=en
Como exponen en su investigación, la prisionalización tiene efectos sobre todos los componentes de la persona, dado principalmente por el sistema de vida impuesto que los internos deben llevar, en espacios fisicos y sociales, que muchas veces no satisfacen las necesidades minimas de bienestar. Dentro de este contexto ¿que sucede con los niños que nacen dentro del sistema carcelario?, ¿saben si existen antecedentes de alteraciones en su desarrollo psicomotor?, considerando que viven en dicho ambiente los dos primeros años de vida.
ResponderEliminarEn relación a lo que expone su investigación, sobre como el sistema de prisionalización afecta lo diferentes componentes de la personas, dado principalmente, por el sistema de vida impuesto al que se ven sometidos los internos, donde en la mayoría, el ambiente físico y social no cumple con los características para favorecer el bienestar de las personas privadas de libertad, ¿Qué sucede con los niños que nacen dentro del sistema carcelario?, ¿existen antecedentes de que este pueda afectar su desarrollo psicomotor?, considerando que pasan dentro de este los dos primeros años de vida.
ResponderEliminarDanae de la Torre Fuentes.
efectivamente existen antecedentes en que se muestra que la privación sensorial disminuye la armonización neuronal de los cerebros en desarrollo, en etapa muy crítica determinando a la larga un menor desarrollo.
EliminarEstimados compañeros:
ResponderEliminarNos parece muy interesante el tema que abordarán, ya que la cárcel, a pesar ser un espacio físico que es percibido como un lugar de castigo y muchas veces de deshumanización, donde los reos son nulamente valorizados por la sociedad, este lugar es un contexto sociocultural. Por lo mismo es que el ingreso de una persona requiere de un proceso de adaptación a este nuevo ambiente, que sin duda alguna, traerá consigo una serie de afectaciones biopsicosociales (entre ellas las que ustedes Mencionan) importantes de entender para aquellos profesionales que trabajan en estos contextos, y para ser tomados en cuenta a la hora de intervenir en la integración social o socio laboral.
De manera constructiva creemos que podrían definir dos aspectos que dan relevancia a este proceso de prisionalización, por un lado definir una población masculina o femenina, ya que por ejemplo existen estudios que indican que la población interna femenina sufre de una vulnerabilidad física y emocional que las afecta en mayor medida que a los hombres, sobre todo por la separación de sus familias (roles). Además hay que tener en cuenta que históricamente los sistemas penitenciarios fueron desarrollados y construidos atendiendo a las características y problemáticas de la población masculina. Otro aspecto que abordar puede ser lo que sucede con estos signos en la prisionalización cuando existen condenas reiteradas ¿Cambian? ¿Permanecen?.
Patricia San Martín Blanco
Yoselin Molina Silva
Compañeros,
ResponderEliminarEl tema de investigación que eligieron me parece muy interesante, sin embargo se me hace difícil pensar en una estrategia o preguntas que mejoren sólo la estadía.
La vida cotidiana que llevan los internos en la cárcel se transforma radicalmente a la que llevaban fuera de ésta.
Bajo esta reflexión aparecen algunas preguntas como ¿qué sucede en internos más jóvenes, a diferencia de internos que llevan más años presos?
¿Cómo algunos estímulos visuales o auditivos del espacio físico afectan a estos sujetos?
Y ¿qué ocupaciones terapeuticas pudieran ser más adecuadas para evitar afecciones sensoriomotoras?
Rodrigo Vera A.
Me parece realmente interesante la propuesta de revisión, ya que cada vez que nos referimos a este ámbito de trabajo del T.O, la forma de abordar a la población objetivo es desde un enfoque vinculado a la inserción social y laboral, por lo tanto me perece tremendamente interesante discutir también sobre los problemas producidos por el encierro a nivel físico, ya que las habilidades motoras en conjunto con las de procesamiento y comunicación e interacción, son fundamentales, para lograr ejecutar las tareas de una manera mas eficiente.
ResponderEliminarEstimados Compañeros: me parece muy interesante el tema a abordar, para mí es una tema nuevo que llama mi atención. Considero que importante definir el ciclo vital y sexo de las personas con las que se realizará la revisión, puesto que las personas cuentan con factores protectores que varian según edad e historia de vida. También creo que debiesen ampliar un poco el tema, ya que todo el cambio que produce el estar privado de libertad, afecta a nivel emocional, psicológico, conductual; y estos cambios impactan directamente en el bienestar y no solo a nivel musculo-esquelético.
ResponderEliminarCompañeros,sinceramente encuentro de gran importancia vuestro tema de investigación me parece de gran intereses para mi leer esta investigacion, quizas sería importante dar un abordaje preventivo y dentro de sus consideraciones finales entregar técnicas de interneción ya que son personas que la sociedad muchas veces deja de lado y poco o nada son considerados sus derechos de ciudadano como la salud x ejemplo y esto por estar ellos privados de libertad y haber atentado en la mayoria de los casos los derechos humanos de los otros.
ResponderEliminarEstimados colegas y compañeros. Siempre me ha parecido interesante las dinámicas sociales que se generan dentro de las situaciones y vivencias en condiciones privadas de libertad. Por otro lado, me parece interesante abordar los planteamientos que se poseen a nivel gubernamental referente a como abordar. Hace poco experimentamos la noticia sobre como el Ministerio de Salud aborda la campaña para la prevención de ETS en las cárceles ¿Abordarán más adelante las problemáticas que ustedes plantean? ¿O ya se hace?
ResponderEliminarBien, por un lado, haciendo referencia al párrafo anterior; considero que es interesante clasificar estas afecciones en base a los rangos sociales y jerárquicos que se mantienen dentro de la población penal ¿Cómo son las alteraciones en el Sistema Músculo-Esquelético en un sujeto líder de grupo frente a otro que posee un estatus más bajo? ¿Se aprecian diferencias notorias o hay características bases y generales para la población? ¿Se relaciona esto con el motivo de la privación?.
Por otro lado, y lo que me genera aún más dudas ¿Qué realiza nuestra entidad gubernamental? ¿Existen programas para abordar mialgias a causa del estrés provocado por la privación de libertad? ¿Existen equipos preparados para abordar dichas alteraciones?.
Vuestro trabajo es uno de los temas que más me ha llamado la atención, pues considero que poco se ha desarrollado en esta área y que se hace necesario la incorporación de nuestra disciplina a un nivel más allá del abordaje que se posee y ahondar en temas relacionados con la mejora en la Calidad de Vida de estas personas, mientras están privadas de libertad.
una pregunta que yo me hago es que pretendemos como sociedad a someter a un grupo de ser humano que han tenido conductas poco adaptativas a la convivencia al separarlos, aislarlos. Desde una perspectiva neuro biológica claramente estamos potenciando que se refuercen conductas antisociales. Probablemente si quisiéramos rehabilitar deberíamos incluir en forma controlada a esta persona en grupos con conductas adaptativas y aceptada socialmente y de ese modo estaríamos comenzando generar condiciones. Esta concepción de un cerebro social que se alimenta de la relación con otros, tiene múltiples impactos entre ellos geopolítica, psicosocial...
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