Resumen
La corteza
prefrontal se ubica en la
zona anterior de los lóbulos
frontales del cerebro, ocupando la mayor porción de estos y presentando tres
regiones funcionalmente distintas, la corteza prefrontal dorsolateral, corteza
prefrontal medial o paralímbica y la corteza prefrontal orbital. Un síndrome
disejecutivo puede ser comúnmente ocasionado por un Accidente Cerebro Vascular
(ACV), pudiendo tener también otras causas como traumatismo encéfalo craneano,
tumores, drogas, enfermedades psiquiátricas, entre otras.
La corteza prefrontal alberga las Funciones Ejecutivas
(FE), término que fue acuñado por Muriel Lezak para referirse a la capacidad
del ser humano para formular metas, planificar objetivos y organizar conductas
de un modo eficaz y adecuado, permitiendo la resolución de problemas complejos,
especialmente ante situaciones que son consideradas nuevas e inesperadas,
incluyendo variados aspectos que se relacionan con los procesos cognitivos,
emotivos y motores.
Entendiendo que la participación social se basa en
patrones de comportamiento esperados de un sujeto dentro de un sistema social,
un síndrome disejecutivo, puede influir fuerte y negativamente en la
participación social de este, ya sea en la comunidad, con la familia, compañeros
y amistades, ya que si las FE se ven alteradas, estas se pueden manifestar a
través de acciones o conductas que socialmente se consideran fuera de los
estándares “normales”, dificultando las relaciones interpersonales en el
entorno en que se desenvuelve el sujeto.
Palabras
claves: Corteza Prefrontal, Funciones Ejecutivas,
Síndrome Diesjecutivo, Accidente Cerebro Vascular, Participación social.
I.- Introducción
El Síndrome Disejecutivo es el
resultado de un déficit en el sistema ejecutivo que dirige y regula todos los
sistemas cognitivos. Interviene al planificar acciones y comportamientos no
habituales para el individuo. Se identifica
porque el paciente aparece apático, inflexible e incapaz de iniciar una
actividad sin instrucciones, aunque también puede manifestar impulsividad,
distracción y pérdida del control del comportamiento. Es capaz de realizar
tareas diarias pero no puede manejar nuevas situaciones. Aunque puede que no
sean capaces de comenzar una actividad. Se manifiestan problemas de atención y
memoria. Se puede presentar una variedad de cambios conductuales: pérdida de
afecto, falta de motivación, inadecuación social y falta de conciencia interna.
A nivel cognitivo: pérdida de atención, desorientación, cuando se capta la
atención en un estímulo no puede dirigir su mirada a más de una cosa al mismo
tiempo.
Las disfunciones ocupacionales (1) resultan de la
interrelación entre factores biológicos, psicológicos y ecológicos (G.
Kielhofner). Una disfunción en el
desempeño ocupacional ocurre cuando al individuo, con capacidad limitada, le
falta confianza y no sabe como resolver el problema efectivamente para
compensar sus limitaciones, encontrando barreras físicas y sociales.
El síndrome disejecutivo puede manifestarse principalmente
en personas que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV), como secuela
del daño ocasionado en la corteza prefrontal. La prevalencia de esta enfermedad
en Chile, es de 6 por 1.000
habitantes y 25 por 1.000 habitantes en mayores de 65 años en una muestra
poblacional de Santiago en 1992. Proyectando estas cifras a la población
chilena actual, habría 96.000 personas con ACV, la mayoría mayores de 65 años a
nivel nacional. (2) Esta enfermedad constituye una importante causa de
discapacidad, especialmente en los adultos mayores, ya que puede afectar de un
momento a otro la calidad de vida de las personas.
La alteración de las funciones
ejecutivas afecta todas las áreas del desempeño ocupacional, principalmente en las
actividades de la vida diaria de los pacientes afectados, así como también las
alteraciones que pueden afectar a nivel motor, cognitivo y emocional.
II.- Desarrollo
Corteza Prefrontal
La corteza prefrontal incluye casi una cuarta parte de
toda la corteza cerebral y se localiza en las superficies lateral, medial e
inferior del lóbulo frontal frente a las áreas motora y premotora, presenta tres
regiones funcionalmente distintas, la corteza prefrontal dorsolateral, corteza
prefrontal medial y la corteza prefrontal orbital. Respecto
a la distribución de las áreas frontales según los territorios vasculares, debemos mencionar que el córtex
dorsolateral está esencialmente irrigado por la arteria cerebral media y el
córtex orbital y medial por la arteria cerebral anterior. Así, los grandes
infartos de la arteria cerebral media izquierda que causan afasias, producen
también alteraciones motoras, premotoras y prefrontales.
La corteza prefrontal y sus diversas regiones, están
conectadas con diversas estructuras subcorticales, formando circuitos fronto
subcorticales, esto explicaría que los síntomas que provoca una lesión frontal
sean distintos según la región o circuito afectado. (3) Esta región
cerebral esta involucrada en la planificación de comportamientos cognitivamente
complejos, en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de
decisiones ante situaciones novedosas para la persona y en la adecuación del
comportamiento social apropiado para distintas situaciones, la actividad
fundamental de esta región cerebral es la coordinación de pensamientos y
acciones de acuerdo con fines internos.
La corteza
prefrontal está conectada prácticamente con la totalidad de las áreas
corticales, subcorticales y límbicas, lo que le proporciona información de toda
clase de eventos externos e internos, pudiendo conectar ambos entre sí. Ello
sitúa a la corteza prefrontal en posición de poder valorar la respuesta más
adecuada a un estímulo concreto, dependiendo de las condiciones externas y de
la situación del individuo. Los límites anatómicos de los lóbulos frontales
son: la circunvolución central, que los separa del lóbulo parietal; la cisura
de Silvio, que los separa del lóbulo temporal, y el cuerpo calloso, que los
separa de estructuras subcorticales (4). La corteza del lóbulo frontal se puede
dividir en 3 regiones, en relación con el tipo histológico de las mismas en
corteza motora-premotora, corteza prefrontal y corteza paralimbica.
Funciones ejecutivas (FE)
La función
que desempeña la corteza prefrontal es la “función ejecutiva”. Las FE se han
definido en neuropsicología como los procesos que asocian ideas, movimientos y
acciones y los orientan a la resolución de problemas. Este término, es
utilizado por primera vez por Muriel Lezak en su artículo ‘The Problem of
Assessing Executive Functions’, publicado en 1982 en International Journal of
Psychology. Esta autora define las funciones ejecutivas como las capacidades
mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada
socialmente. (5) Es importante mencionar que no existe una función ejecutiva
unitaria, existen diferentes procesos que convergen en un concepto general de
las funciones ejecutivas (Fernandez-Duque et al., 2000). Entre todas las
descritas destacan: la planeación, el control conductual, la flexibilidad mental,
la memoria de trabajo y la fluidez. (6)
Según Gösta
Rylander 1939 ‘Las personas con daño cerebral frontal se distraen fácilmente,
no son capaces de captar la globalidad de una realidad compleja, los sujetos
son capaces de resolver situaciones rutinarias, pero incapaces de resolver
tareas novedosas’.
Las lesiones de las regiones prefrontales se asocian con
alteraciones en las funciones ejecutivas; siendo estas descritas por Skinner en
su análisis conductual como; Memoria de trabajo no verbal, memoria de trabajo
verbal, Autocontrol de la activación, la motivación y el afecto, y
reconstitución. Probablemente de toda esta diversidad de dimensiones que
constituyen este constructo, quizás, sea la planificación, la inhibición de
respuestas automáticas y la memoria de trabajo las más destacables.
Cuando se
produce una alteración de la corteza prefrontal, se produce una serie de
cambios a los que se les llama síndrome frontal o disejecutivo, el patrón de
este síndrome está determinado no sólo por la ubicación de la lesión, de hecho
puede ocurrir sin lesión aparente sino por otros factores, como el lado de la
misma. Las causas que dan lugar a este síndrome pueden ser; vasculares,
tumores, traumatismos, lesiones a distancia, patología global cerebral,
enfermedades sin lesión aparente y enfermedades degenerativas. El síndrome disejecutivo
se caracteriza por los siguientes trastornos: incapacidad para iniciar, detener
y modificar una conducta en respuesta a un estímulo que cambia, incapacidad
para llevar a cabo una serie de actos consecutivos que permitan resolver un
problema, incapacidad para organizar un plan de acción e incapacidad para
inhibir respuestas inapropiadas y repetición anormal de una conducta. Si las FE se ven alteradas, estas se pueden manifestar a través
de acciones o conductas que socialmente se consideran fuera de los estándares
“normales”, dificultando las relaciones interpersonales en el entorno en que se
desenvuelve el sujeto. Sin embargo este síndrome no aparece completo, es
decir, no todos los pacientes presentan todos los síntomas que se mencionan y
además estos pueden fluctuar y cambiar en intensidad según el contexto en que
se estudie.
Accidente Cerebro Vascular (ACV)
De acuerdo a la Organización Mundial de la
Salud (OMS) se entiende por Accidente Cerebro Vascular (ACV) “un síndrome
clínico de desarrollo rápido debido a una perturbación focal de la función
cerebral de origen vascular y de más de 24 horas de duración”(7). Sus
consecuencias dependerán del lugar y el tamaño de la lesión.
En Chile se estima una incidencia de 130 por 100.000
habitantes/año y una prevalencia de 6 por 1.000 habitantes, aumentando con la
edad (hasta 25 x 1.000 sobre los 65 años) y se constituye como la segunda causa
de muerte general y representa el 9% de todas las muertes en nuestro país (8).
El
ACV es un gran generador de discapacidad, tanto física como cognitiva. De la
población que sufre esta patología, un 15 a 30% resulta con un deterioro funcional
severo a largo plazo, lo que implica un alto grado de dependencia de terceros
(cuidador), estableciéndose como la segunda causa de demencia a nivel mundial.
Un accidente cerebrovascular ocurre cuando el flujo
sanguíneo que va hacia una parte del cerebro se detiene, si lo hace durante más
de unos segundos, el cerebro no puede recibir sangre y oxígeno, por lo cual las
células cerebrales pueden morir causando daño permanente.
Existen dos tipos principales de ACV:
1.- Accidente cerebrovascular isquémico: Ocurre cuando un
vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro resulta bloqueado por un coágulo de
sangre. Esto puede suceder de dos maneras: a) En primer lugar puede formarse un
coágulo en una arteria muy estrecha, lo cual se denomina ACV trombotico, b) En
segundo lugar se puede formar un coágulo que se puede desprender desde los
vasos sanguíneos del cerebro o alguna parte en el cuerpo y viajar hasta el
cerebro, conocido como embolia cerebral o ACV embólico. El colesterol, las
grasas y otras sustancias se acumulan en la pared de las arterias formando una
placa, lo que produce un engrosamiento de las paredes y la sangre no puede
circular. (Este tipo de ACV es más común y de mejor pronóstico que el
hemorrágico)
2.- Accidente cerebrovascular hemorrágico: Ocurre cuando
un vaso sanguíneo en parte del cerebro se debilita y se rompe, provocando que
la sangre se escape hacia el cerebro. Algunas personas tienen alteraciones en los
vasos sanguíneos haciendo que esto sea más probable.
Algunos factores de riesgo que incrementan la posibilidad
de sufrir un ACV son:
ü
La hipertensión arterial (es el principal factor
de riesgo).
ü
Fibrilación auricular.
ü
Colesterol alto.
ü
Diabetes.
ü
Antecedentes familiares de la enfermedad.
ü
Raza (las personas de raza negra son más
propensas a morir de un accidente cerebrovascular).
ü
Aumento de la edad, especialmente después de los
55 años.
ü
Cardiopatías o mala circulación en las piernas
causadas por estrechamiento de las arterias.
El sobrepeso u obesidad, consumo de alcohol en exceso,
consumo excesivo de grasas o sal, consumo de tabaco, consumo de cocaína u otras
drogas ilícitas y los anticonceptivos pueden aumentar las probabilidades de
tener coágulos sanguíneos, que desencadenen un ACV.
Algunos síntomas pueden ser debilidad o parálisis de un
lado del cuerpo (hemiparesia, hemiplejia), sensación de entumecimiento u
hormigueo, disfagia, perdida de la coordinación y el equilibrio, vértigo,
dificultades en el lenguaje, cambios en el estado de animo y personalidad. Las
secuelas que puede ocasionar esta enfermedad van a depender de la duración,
extensión y parte del cerebro afectada, ya sea de carácter isquémico o
hemorrágico.
Dependiendo del hemisferio en el que haya sido originado
el ACV tienen distintos síntomas, ya sea en el hemisferio izquierdo o derecho.
El daño que se genera en el hemisferio derecho se puede observar en un déficit
en la percepción del espacio, deterioro en la percepción auditiva compleja,
deterioro en la producción de respuestas auditivas, agnosia, anosognosia,
deficiencia en la memoria no verbal, negligencia
del lado izquierdo del espacio, deterioro de las funciones sensoriales simples,
deterioro en el desempeño motor del hemisferio izquierdo del cuerpo y cambios
emocionales. El daño que se genera en el hemisferio izquierdo produce un
deterioro en el lenguaje (afasia), apraxia, deficiencia de conceptualización,
acalculia, déficit en la memoria verbal, deficiencia en la atención, deterioro
de las funciones sensoriales, deterioro en el desempeño motor del hemisferio
derecho del cuerpo y cambios emocionales.
Desempeño Ocupacional
“Toda persona necesita ser capaz
o estar disponible para comprometerse con la ocupación que necesite y
seleccione para crecer a través de lo que hace y experimentar independencia o
interdependencia, equidad, participación, seguridad, salud y bienestar” (Wilcock
y Townsed, 2008, p.198), este es el objetivo de la terapia ocupacional.
La gran cantidad de actividades u
ocupaciones están ordenadas en categorías llamadas áreas de la ocupación, según
el marco de la AOTA, las áreas son las siguientes: Actividades de Básicas de la
vida Diaria, Actividades Instrumentales de la vida diaria, descanso y sueño,
educación, trabajo, juego, ocio y participación social.
La participación social la
entenderemos como “patrones de comportamiento organizados, que son
característicos y esperados de un individuo o de una posición determinada dentro de un sistema social” (Mosey, 1996,
p.340.)
Dentro de la participación social
se ve reflejada en la participación comunitaria, participación con la familia y
compañeros-amigos.
Participación en la Comunidad: se
espera que el sujeto pueda participar efectiva y exitosamente a nivel de la
comunidad, es decir, pudiendo interactuar adecuadamente en su contexto social,
barrio, vecindad, organizaciones, trabajo y/o colegio.
La Participación en la Familia
por su parte, espera que la persona
pueda participar en las actividades que resultan en una interacción exitosa en
los roles familiares requeridos y/o deseados (Mosey, 1996, p. 340)
Por ultimo, la AOTA, reconoce la
participación con compañeros y amigos, que se manifiestan en la participación
de actividades con diferentes niveles de
intimidad, incluyendo participar en actividades sexuales deseadas. (9)
El impacto de la disfunción
ejecutiva afecta, en mayor o menor medida, a todas las áreas del desempeño
ocupacional. (10) Si bien es cierto, las consecuencias más graves y con mayor
importancia clínica derivadas de la sintomatología disejecutiva se producen en
las actividades de la vida diaria de los pacientes afectados, su impacto en la
vida cotidiana es notable, pero las personas no solo se ven comprometidos en esta área de
ocupación, sino que sus alteraciones afectadas a nivel motor, cognitivo y
emocional, producen que la participación
se vea tremendamente afectada. El comportamiento desadaptado que puede
derivarse de la patología descrita, provoca importante distorsión en la vida de
las personas y a su entorno relacional. (11 -12- 13)
III.- Discusión y
Conclusión
El daño cerebral producto de un ACV conlleva
importantes consecuencias en el terreno personal, familiar y social de quienes
la padecen. Asimismo sufre dimensiones complejas debido a la diversidad de sus
secuelas (físico, sensorial, neuropsicológico-congnitivo, conductual y
emocional, racional) que pueden ser de larga duración, esto conlleva a un
fuerte compromiso del entorno familiar sobre todo del cuidador principal,
debido a la dependencia que genera a largo plazo. Una persona que presenta un síndrome
disejecutivo producto de un daño en la corteza prefrontal comprende la
alteración de operaciones mentales estrechamente vinculadas al manejo y
adaptación de nuevos sucesos muchas veces desconocidas para la persona, que
requieren la organización de ideas y acciones en diferentes contextos, así como
también de comportamientos complejos.
El impacto de la disfunción
ejecutiva perturba en mayor o menor medida, todas las áreas del desempeño
ocupacional de la persona afectada y de manera indirecta afecta también al
entorno familiar o social al que este pertenece, principalmente nos interesa
conocer como afectan estos cambios en la participación social de las personas
afectadas.
De acuerdo a las experiencias
adquiridas en atención primaria con este grupo de personas, podemos decir que
no siempre tienen un diagnóstico diferenciado, ya que generalmente ingresan con
un diagnóstico muy amplio de secuela de ACV, pero se pueden observar conductas
que infieren un síndrome disejecutivo que tanto ellos como sus familias
desconocen y muchas veces no comprenden el cambio de conducta que tienen post
trauma.
A partir de
los datos obtenidos en la evaluación del paciente, la intervención del T.O
deberá centrarse en favorecer la plasticidad neuronal necesaria para la
recuperación o instauración de hábitos y conductas adaptativos en todos las
áreas de ocupación pertinentes al ciclo vital e intereses del usuario;
favorecer la entrega de estímulos ambientales
enriquecedores para el propio paciente y para sus referentes significativos.
El abordaje
desde Terapia Ocupacional debe partir explorando si existe disfunción en el
desempeño ocupacional, y plantear una intervención identificando las funciones
alteradas e interviniendo sobre los componentes de ejecución.
La
rehabilitación se establece sobre tres niveles de actuación:
a) Actividades y
métodos habilitadores, que preparan a la persona para asegurar cada nivel de
aprendizaje y avanzar hacia el siguiente (por ejemplo, ejercicios preparatorios
de memoria);
b) Actividades
propositivas, comportamientos o actividades diseñadas en un contexto
terapéutico con el objeto de entrenar funciones concretas (por ejemplo, juegos
para entrenar la amplitud atencional) y
c) Ocupaciones,
la participación supervisada en tareas que se desarrollan habitualmente en su
propio contexto, aunque siguen realizándose en un entorno terapéutico. El logro
último y máximo del proceso será la generalización de los avances a los
contextos reales. (14)
La Terapia Ocupacional es una disciplina con amplia
experiencia en el tratamiento y la rehabilitación del daño cerebral, y
particularmente en la evaluación y tratamiento de las disfunciones ejecutivas.
(15)
V.- Bibliografía
(1)
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Yoselin Molina S
Patricia San Martin B
Habitualmente los procesos de rehabilitación se basan en la motivación del individuo sin embargo aquella persona que tiene afectada su funciones ejecutivas ven comprometido su capacidad volicional. Como se menciona en esta revisión la afección de los lóbulos frontales o de las regiones un corticales en la que están involucrados las vías pueden ser responsable de provocar trastornos ejecutivos. En este sentido las lesiones focales se puedan relacionar con falla específicas dependiendo de la topografía de estas, sin embargo los compromisos más difusos suelen producir fallas que comprometen más de una función, implican un mayor desafío en su proceso de rehabilitación.
ResponderEliminarComprendiendo que el proceso de socialización es extremadamente complejo, debemos tener en cuenta que algunas funciones resultan de alto impacto en la calidad de vida, por ejemplo la pérdida de memoria suele generar gran sobrecarga cuidador y muchas dificultades al paciente para relacionarse con su medio, sin embargo algunas funciones viso espaciales como la capacidad de dimensionar sólo tendrá impacto, en algunas personas dependiendo de su ocupación. La presencia de apatía un elemento claramente ejecutivo impacta el proceso rehabilitación debiendo cambiarse estrategias para poder obtener resultados.