CONTRIBUCIONES
DE LA REHABILITACION COGNITIVA EN EL DESEMPEÑO OCUPACIONAL DE PERSONAS CON ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Daniela
Muñoz Aliante
Resumen
La enfermedad de Alzheimer (E.A) es, en la actualidad, la
forma de demencia más común en la vejez. La E.A es un trastorno
neurodegenerativo que se caracteriza por la progresiva pérdida de memoria,
deterioro en el lenguaje y alteraciones visuoespaciales. Esta condición,
también afecta la esfera conductual y psicológica de la persona, por lo que las
consecuencias de la E.A son múltiples, puesto que no solo afecta a quien la
padece sino que también genera gran carga en el cuidador y familia, esto
principalmente porque la persona con Alzheimer pierde gradualmente autonomía en
la ejecución de sus tareas cotidianas. Actualmente el abordaje de esta condición
es a través de estrategias farmacológicas
y no farmacológicas enfocadas en reducir
los síntomas y prevenir la progresión de la misma. Una de las estrategias usadas
actualmente es la rehabilitación cognitiva que justifica su intervención en aquella capacidad plástica del Sistema
Nervioso Central, capacidad que parece mantenerse incluso en la vejez. A través de una revisión bibliográfica de
distintos estudios se dará a conocer las contribuciones de la rehabilitación
cognitiva sobre el desempeño en las actividades de la vida diaria (AVD) de usuarios con diagnóstico de Alzheimer.
Introducción
Actualmente en el mundo existe una
mayor esperanza de vida y por ello también mayores posibilidades de adquirir
patologías asociadas a la edad, como por ejemplo la demencia tipo Alzheimer. La
enfermedad de Alzheimer (E.A) es la causa más común de demencia en los países
desarrollados y su incidencia incrementa con la edad. Fue
descrita anatómicamente y clínicamente por primera vez por Alois Alzheimer en 1907 como "una enfermedad grave característica de la corteza cerebral”. Actualmente se conoce como una enfermedad neurodegenerativa, de
causa multifactorial y compleja, que se caracteriza por deterioro cognitivo y
conductual. El curso de esta enfermedad es progresivo y aparece en la edad adulta
principalmente en la adultez mayor (1). La EA
podría convertirse en un grave problema de salud pública durante las próximas
décadas, al generar un estado de dependencia de elevado coste psicológico,
moral, social y económico tanto para quien tiene la enfermedad como para su
círculo social más cercano. El costo
económico aumenta a medida que aumenta el deterioro cognitivo.
La E.A se caracteriza por síntomas
cognitivos como problemas de memoria,
afasia, dificultades de atención y concentración. Además problemas físicos (incontinencia, pérdida de fuerza,
lentificación y alteraciones motoras) y alteraciones emocionales y/o
comportamentales (depresión, ansiedad, agresividad, apatía, etc) (2).
Estas
consecuencias de la E.A afectan el desempeño de la persona en sus actividades
básicas e instrumentales de la vida diaria, puesto que se afectan aquellos
componentes de desempeño necesarios para la ejecución de estas actividades.
Actualmente se reconoce
que el tratamiento de la E.A es
farmacológico y no farmacológico. En este último tipo de tratamiento una de las
técnicas más comunes es la rehabilitación de tipo cognitivo, en donde se pretende
maximizar las habilidades cognitivas de los sujetos, esto bajo el postulado de
la neuroplasticidad. Existe evidencia de que tanto el cerebro envejecido normal
como el cerebro con enfermedad de Alzheimer muestran cambios estructurales que
reflejan patrones de neuroplasticidad. Una aproximación que podría resultar
útil para tratar los deterioros cognitivos y la enfermedad de Alzheimer sería
potenciar dicha plasticidad mediante diferentes tipos de intervención. El
objetivo de este trabajo es mostrar evidencia científica disponible sobre los
beneficios de la rehabilitación cognitiva en
personas con E.A y como estos pueden ser reflejados en el desempeño de las actividades diarias.
Para la presente revisión
bibliográfica se estudiaron artículos científicos en relación a E.A,
neuroplasticidad e intervención cognitiva. Además de ello se consultan libros
sobre intervención cognitiva en la E.A.
Los principales buscadores utilizados fueron Google Académico, revista Scielo,
Revista Elsevier, así como otras revistas de neurociencias.
Los cambios neuropatológicos propios
de la EA se caracterizan fundamentalmente por la agregación anormal de
proteínas. En concreto, tau hiperfosforilada intraneuronal en forma de ovillos
neurofibrilares y β-amiloide extraneuronal en forma de placas seniles.
Gradualmente, estos cambios conllevan perdida de sinapsis y neuronas que se
manifiestan clínicamente como alteraciones cognitivas.
En esta condición se observa una pérdida progresiva de neuronas en el hipocampo
y la corteza, en donde como se mencionó
anteriormente son dos las lesiones características: las placas seniles, o de
amiloide, que son extracelulares, y los ovillos neurofibrilares, formados por
proteína Tau hiperfosforilada, intracelulares.
Actualmente
el diagnóstico de la EA se basa en la aplicación de criterios clínicos ya que hasta la fecha no se
han establecido marcadores biológicos con la fiabilidad y especificidad necesaria
(1). La exploración neuropsicológica es
fundamental y se basa en las alteraciones cognitivas, ya que los síntomas conductuales
no siempre existen o suelen ser tardíos. La pérdida de memoria es
característica en el diagnóstico de la EA, suele ser el síntoma inicial y se
trata de una alteración en la capacidad para aprender y retener nueva
información. La alteración de la memoria episódica, relacionada con lo que se
ejecuta en determinados momentos, tiene como consecuencia olvidar donde se
dejan las cosas. La afectación de la memoria semántica causa dificultad para
recordar el nombre de los objetos, a medida que la enfermedad progresa se
pierde también memoria de los hechos pasados o memoria remota(3). La
disfasia es un síntoma que aparece
precozmente y es ineludible cuando la
E.A es avanzada. Cuando la demencia es leve, la persona afectada tiene
dificultad para encontrar la palabra deseada, pero el lenguaje es
gramáticamente fluido y correcto. La comprensión esta conservada y se altera en
la demencia moderada. También la lectura esta conservada para palabras comunes
y afectadas para los términos no comunes y difíciles. La dispraxia o dificultad
para realizar movimientos en ausencia de
pérdida de fuerza es uno de los elementos diagnósticos más importantes y se
relaciona con la afectación parietal. Este síntoma suele aparecer después de
las alteraciones de memoria y se manifiesta como una dispraxia constructiva,
ideomotora, de imitación, del vestido y tardíamente ideatoria(3).
También
existen alteraciones visuales complejas que
se deben a la alteración de las vías occipito-parietales y occipito-temporales,
estas son frecuentes y consisten en la dificultad para identificar lo que se ve
o en no saber dónde está situado el objeto. La disfunción ejecutiva está
presente desde los estadios tempranos de la enfermedad y se debe a la alteración frontal, zona del
cerebro que permitiría la dirección constante de la conducta hacia los
objetivos propuestos.
En la actualidad se distinguen
dos formas de tratamiento. Estos son farmacológicos y no farmacológicos. Se prescriben fármacos de anti-demenciantes y fármacos psicotrópicos
para los trastornos del comportamiento. Si bien en la actualidad no existen
tratamientos curativos que permitan detener o revertir las demencias, se ha
aprobado el uso de los inhibidores de la acetilcolinesterasa y la memantina
para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. Estos tienen una
acción inhibidora de la acetilcolinesterasa, lo que origina una
reducción de la inactivación de la acetilcolina en la sinapsis y como
consecuencia, incrementan la transmisión colinérgica. Estas sustancias actúan a
nivel del Hipocampo y entre los efectos de los anti-demenciantes se ha
considerado: efecto sobre la cognición, efecto sobre los trastornos del
comportamiento y retardo en la evolución de la enfermedad (4). La
investigación demuestra que estos son contraindicados para E.A en etapa severa, se afirma que los
inhibidores de acetilcolinesterasa poseen un efecto modesto y limitado en el
tiempo (5). Es de señalar que las investigaciones coinciden en los
efectos adversos de estas terapias (tales como náuseas y vómitos) y que para
conseguir mejores resultados en el tratamiento de la E.A se debe combinar la
terapia farmacológica con la no farmacológica, ya que por separado no reportan
resultados significativos en la calidad
de vida de las personas (6).
El tratamiento no
farmacológico es dirigido al paciente como al cuidador. Las revisiones
sistemáticas demuestran que este tratamiento mejora la calidad de vida usuario
y familia (7). Entre las ventajas de este
tipo de tratamiento en la demencia tipo Alzheimer, se encuentran: en primer
lugar, que no producen efectos secundarios ni interacciones farmacológicas; en
segundo lugar, facilitan el contacto personal con el terapeuta y otras
personas, lo cual interviene positivamente en el comportamiento del sujeto, es
decir, mejora las habilidades sociales del sujeto.
Plasticidad Cerebral
La
capacidad o potencialidad del Sistema Nervioso Central de cambiar sus relaciones funcionales y
estructurales en respuesta a estímulos externos o internos (factores genéticos
y epigenéticos) se conoce como Neuroplasticidad(8). Esta
característica del cerebro se mantiene toda la vida, y puede producir afecciones o mejorías en el
sistema nervioso. La mayoría de los estudios refieren que probablemente en la plasticidad subyacen modificaciones en las
conexiones de los circuitos
neurales implicados. La capacidad
plástica se mantiene durante toda la
vida pero en algunos períodos críticos las capacidades neuroplásticas son
elevadas; en otros momentos no lo son tanto. El envejecimiento como proceso
deteriora esta capacidad (9). El cerebro envejecido muestra patrones de
atrofia neuronal y declive funcional, además de muerte celular. A lo largo del
proceso de envejecimiento normal el cerebro presenta cambios cuantitativos y cualitativos
en: número de neuronas, extensión dendrítica y número y estructura de sinapsis.
Sin embargo, diversos investigadores han
propuesto que una cierta plasticidad sigue manifestándose (aunque de forma más
reducida) durante toda la vida del individuo. Así, se ha observado que el crecimiento
adaptativo y respuestas de tipo regenerativo se encuentran preservadas en el
envejecimiento normal e incluso en la enfermedad de Alzheimer (10). La
neuroplasticidad explica la capacidad adaptativa de los individuos. El proceso
de plasticidad a largo plazo implica cambios estructurales estables, depende de
diversos mecanismos como: la creación de nuevas sinapsis por crecimiento y
expresión de dendritas, encaminadas a ayudar a recuperar la función; la
reorganización funcional en la propia zona dañada, cambiando la naturaleza de
su función preprogramada para facilitar un funcionamiento adecuado; y la
participación de zonas vecinas o contralaterales para suplir la función por
reorganización funcional del córtex, quizá mediante la desinhibición de vías y
circuitos redundantes(11). En la enfermedad de Alzheimer, la pérdida neuronal
parece ser específica respecto a la localización, tamaño y química. Las
pérdidas neuronales exceden a las observadas en el envejecimiento normal y la
mayoría de las pérdidas implican a las "grandes neuronas" que
interconectan áreas corticales (vías de asociación cortico-cortical). También
se alteran las conexiones entre el hipocampo y otras áreas cerebrales (córtex,
tálamo, hipotálamo y tronco cerebral) lo que podría subyacer a los déficits
cognitivos asociados a la enfermedad. En el hipocampo la pérdida neuronal en
cerebros de pacientes con enfermedad de Alzheimer es mayor que la observada en
el envejecimiento normal. No obstante, existen datos que avalan que en la enfermedad
de Alzheimer también se conserva una cierta plasticidad dependiente del uso,
aunque con un patrón diferente al observado en el envejecimiento normal (12).
Sin embargo, todavía no está claro si el crecimiento neurítico y la remodelación
que siguen a la degeneración neuronal resultan beneficiosos, ayudando a
restablecer las conexiones sinápticas efectivas y a mantener la función
cognitiva, o deletéreos, contribuyendo a la patogénesis del deterioro cognitivo.
Se ha comprobado también que la
experiencia enriquecida produce cambios positivos en la neuroquímica y
neuroanatomía cerebral, como son un aumento del grosor cortical, de la
ramificación neuronal o del número de sinapsis. Por lo tanto, se puede suponer
que si la plasticidad neuronal está conservada en cierta medida
en la personas mayores y en los pacientes con
enfermedad de Alzheimer, la estimulación ambiental
podría estimular las neuronas atróficas. Sin embargo,
cuando se evalúan los efectos de la manipulación
ambiental sobre el cerebro debe distinguirse entre la
exposición pasiva a numerosos estímulos y la situación en
la que el sujeto está implicado en la selección, percepción
e integración de estímulos (13). Para
que la plasticidad tenga lugar es necesaria la interacción activa del sujeto con su ambiente.
En la
literatura actual se puede encontrar distintas estrategias de intervenciones no
farmacológicas en personas con E.A, entre ellas el entrenamiento o estimulación
cognitiva, la rehabilitación cognitiva, la rehabilitación neuropsicológica y la
práctica programada de ejercicio físico (14). La
rehabilitación cognitiva es un campo relativamente nuevo pero abordado por
distintos autores, todos ellos con distintas definiciones teóricas acerca de
este tipo de intervención. Sin embargo todas se centran en el propósito común
de recuperar los déficit existentes en las capacidades cognitivas. Una definición
que se usa en distintos artículos es la de Sohlberg y Mateer quienes la
consideran como un proceso terapéutico cuyo objetivo
consiste en incrementar o mejorar la capacidad del individuo para procesar y
usar la información que entra, así como permitir un funcionamiento adecuado en
la vida cotidiana(15). Lorenzo-Otero la define como el
conjunto de procedimientos y técnicas que tienen por objetivo alcanzar los
máximos rendimientos intelectuales, la mejor adaptación familiar, laboral y
social en aquellos sujetos que sufrieron una lesión cerebral (daño cerebral
traumático, ictus, demencias y otras enfermedades neurológicas) (16) . Los mecanismos que se pueden usar en la rehabilitación cognitiva son
diversos, estos también suelen ser llamados estrategias, entre los que se
mencionan comúnmente estos cuatro: Restauración (Es
el mecanismo a través del cual se estimula y mejoran las funciones cognitivas
mediante la actuación directa sobre ellas),
Compensación (Se asume que la función alterada no puede restaurarse y,
por ello, se intenta potenciar el empleo de diferentes mecanismos alternativos o
habilidades preservadas), Sustitución (Se
basa en enseñar al paciente diferentes estrategias que ayudan a minimizar los problemas
resultantes de las disfunciones cognitivas) Activación-estimulación (Se emplea para
liberar zonas bloqueadas que han disminuido o suprimido su activación puede ser
la modificación de conductas, un ambiente rico en estímulos o la repetición de
respuestas ante un estímulo para mejorar su ejecución, y por último la estrategia de Integración (Se utiliza cuando existe una
deficiente interacción entre módulos funcionales o cuando en su interacción
temporal se produce interferencia trata de eliminar la interferencia con la utilización
de psicofármacos o entrenamiento específico). Clare,
Woods, Moniz, Orrell, y Spector (2008) sugieren que aunque se necesita
investigación adicional en el área, el entrenamiento cognitivo (práctica guiada
de un conjunto de tareas cognitivas particulares en ciertos entornos y
formatos) y la rehabilitación cognitiva (incorporación de estrategias y métodos
compensatorios de naturaleza cognitiva para satisfacer necesidades
individuales), constituyen una opción terapéutica que puede tener eficacia
moderada en el abordaje del Alzheimer(17).
Según Rivera, Estrada, y Estrada (2007) la rehabilitación
neuropsicológica consiste en un proceso terapéutico por el cual los individuos
con deterioro cognitivo o daño cerebral pueden aumentar o mejorar sus
capacidades para procesar y emplear adecuadamente la información así como
incrementar su buen funcionamiento conductual en la vida diaria (18).
En el campo de la enfermedad de Alzheimer, la rehabilitación neuropsicológica
es usada para mejorar las funciones cognitivas facilitando el desempeño de los
procesos mnésicos mediante el empleo de estrategias y claves internas y
externas. Es así como en una investigación realizada por Ávila et al. (2004)
encontraron mejoras estadísticamente significativas en una muestra de 5
pacientes diagnosticados con demencia tipo Alzheimer en las siguientes áreas:
actividades de la vida cotidiana, memoria y síntomas psiquiátricos (19).
En
relación a la efectividad del
tratamiento cognitivo en una investigación realizada en Barcelona en el año
2006, entregó como resultado que las personas con diagnóstico de demencia senil
tipo alzheimer en tratamiento con estimulación
cognitiva, presentan estadísticamente un menor deterioro neuropsicológico a los
doce meses de seguimiento cognitivo, respecto a un grupo de pacientes con el
mismo grado de evolución que no ha recibido dicha intervención terapéutica (20). En este estudio Los resultados preliminares confirman,
provisionalmente, que una intervención no farmacológica mediante un programa de
estimulación cognitiva integral parecen enlentecer, o mejorar cognitivamente a
largo plazo, el curso evolutivo de la enfermedad de Alzheimer.
Sin lugar a dudas la
rehabilitación cognitiva tiene un importante papel en el tratamiento de la E.A.
Dicha intervención justifica su eficacia en la plasticidad del cerebro humano,
en donde la investigación demuestra que esta capacidad del sistema nervioso
central está presente a lo largo del ciclo vital, incluso en las personas
adultas mayores y también en aquellas que presentan enfermedades
neurodegenerativas como el Alzheimer. Es de destacar que las investigaciones
refieren que para que este proceso se lleve a cabo, es necesario dar uso al
cerebro a través de distintas actividades y que la persona sea activa en este
proceso, por ejemplo al interactuar con estímulos ambientales, puesto que solo
así puede haber neuroplasticidad y mejora en las habilidades cognitivas. Esto
es un aspecto importante a la hora de intervenir con estos usuarios,
especialmente desde la Terapia Ocupacional al usar distintas actividades como
medio de intervención. Además se justifica el hacer de los terapeutas ya que la
investigación sugiere que la
estimulación ambiental podría estimular las neuronas atróficas. Se
realizó revisión sobre el concepto de rehabilitación cognitiva para el cual
existen distintas definiciones pero todas se centran en el propósito
común de recuperar los déficit existentes en las capacidades cognitivas. En
relación a estas técnicas se concluye que constituyen una opción terapéutica
que puede tener eficacia moderada en el abordaje y que pueden mejorar, con una
intervención rigurosa, actividades de la
vida cotidiana, memoria y síntomas psiquiátricos. Por otro lado a través de la
revisión se puede concluir que estas técnicas si tienen efectividad, puesto que
al existir la neuroplasticidad, mejorarán las habilidades de los usuarios. Es importante
mencionar que existe escasas referencias bibliográficas sobre Terapia Ocupacional
y Rehabilitación cognitiva, y como estas técnicas impactan en el desempeño, por
lo que se sugiere realizar mayor investigación en relación a sí las personas
con E.A mejoran, mantienen o empeoran su desempeño.
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la pregunta subyacente en este tema es si con los procesos de entrenamiento cognitivo estamos estimulando la plasticidad neuronal o sólo estamos mejorando una funcionalidad disminuida. Existen evidencias que apuntan en ambos sentidos, lamentablemente nuestra intervención está en el contexto de un proceso neuro degenerativo avanzadode este tipo de intervenciones pueden ayudar sin embargo no cambian el curso de la enfermedad.
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